De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
"Søren Aabye Kierkegaard" o "ニゆクンヴ あパ さぉイゥォオ" (en chino cudeiro) nació en Copenhague el dia 5 de Mayo de 1813. Podemos asegurar que ese día fue uno de los más difíciles para la humanidad. Si el mundo ya era triste según muchos filósofos anteriores a Kierkegaard, cuando él apareció sobre la faz de la tierra, esta se volvió oscura. Empezaba el periodo de la angustia humana.
Durante su vida no hizo casi nada más que postrarse ante Dios el soberano mesías y fundador de la Tierra y los mares, así como de los animales y demás pececitos, insectos y demás porquería. Dios necesitó 7 días (quizás eran más o menos, pero eso no importa) para crear este planeta repleto de criaturas. Pues Kierkegaard en tantos días que vivió no creo nada, pero sintió pasión por Dios, aunque deducimos que no logró entenderle. Ya que así como el peón de albañil, después de haber aprendido de su maestro, es capaz de crear alguna que otra pared, Kierkegaard nunca creo ningún mundo, ningún animal, planta, etc. Por ello podemos decir que muy listo no era.
Si nos remontamos hasta Platón el gran pensador de las Ideas, veremos que ese por lo menos fumaba mucha hierba y debido a eso creaba semimundos de las ideas ideales. Pero el pobre Kierkegaard sólo rezaba y miraba pasar las musarañas mientras de vez en cuando escribía libros o papiros (según él buenos, lo triste es que a casi todos les ponía pseudónimos para no hacer el ridículo).
Cuando nació vió que su madre era Danesa y que su padre parecía serlo. Su primera deducción metafísica fue decir: soy danés. Por ello le otorgaron una medalla de cartón en el primer día de colegio. Su padre se llamaba Michael Pedersen Kierkegaard (conocido como el Pedosen). En danés Pedosen significa más o menos lo mismo que aquí: sufría una enfermedad anal que le impedía cerrar bien el culo a cal y canto. Cuando recorria Copenhague con sus sandalias, de media corona noruega, no podía evitar bajo ningún pretexto soltarse unos pedos que se sentían y olían en toda la calle principal. Hoy día si viajamos a Copenhague aún podemos rememorar sus pasos por la Avenida principal, llamada en su honor las Fallas de Copenhague.
Su padre, además de sufrir esta terrible enfermedad anal también era un hombre muy religioso. Aún así por motivos higiénicos y de petición popular no asistía a la iglesia. Hay que tener en mente que si hubiera ido a la iglesia nadie podría haber estado allí dentro la media hora interminable que dura mientras él soltaba esos terribles fétidos. El hecho de que su padre fuera extremadamente católico marcó profundamente el pensar del pequeño Kierkegaard. Además, su padre creía que ninguno de sus hijos viviría más allá de los 33 años. Y en el caso de que vivieran más allá de esta fecha estaba asegurado que sufrirían su misma enfermedad.
La verdad es que unos cuantos de sus hermanos acabaron muriendo antes de los 33 años. Muchos especialistas en el tema siguen creyendo que no muerieron sino que se suicidaron ya que no conseguían establecer un vínculo sentimental con ninguna dama. Así mismo tampoco lo podían conseguir con varones ya que tenían el pene pequeño y el culo demasiado ancho.
Kierkegaard salió algo más normal en lo que se refiere a su aspecto físico. Aquí tambien interviene la sabiduría de algunos estudiosos que señalan que se analizó el esqueleto del filósofo con las herramientas más sofisticadas del siglo XXI (al más puro estilo C.S.I.) y se dedujo que tenía el pene de unos 16 cm. No era extremadamente grande pero tampoco era pequeño como el de sus hermanos. En uno de sus libros argumentaba lo siguiente: El temor y el temblor que me provocaba ducharme con mis hermanos (grandes y pequeños) me llegó a crear tanta angustia que tuve que hacerme religioso y teólogo para no hacer más que pensar en Dios el sabio omnipotente.
Dentro de este espacio tan característico nacio una de sus obras más famosas: Temor y temblor, que más adelante ya inspeccionaremos.
Kierkegaard pensó hasta los 33 años que moriría antes de cumplirlos. El día de su 33 cumpleaños se fue a visitar un puticlub a escondidas de sus amiguitos los religiosos. Allí perdió su virginidad porque en el último momento pensó que debía probarlo antes de morir porque si de verdad el cielo existía tras la muerte, no podía ir a ver las vírgenes santas sin saber como manejar la manguera. Cuando salió de la casa de señoritas que fuman (así las llamaban antaño) era un hombre nuevo. Quizás ese fue un gran día en su vida. Así que cuando llegó a su casa, bendeció la mesa, cenó y se fue a la cama con la idea de no despertar al día siguiente (le temblaba el cuerpo sólo de pensar en como sería su vida después de la muerte, ya que pensaba hacer siempre lo mismo... una vez probado no pensaba olvidarlo).
Al despertarse no sabía si estaba vivo. Pero como tenía la costumbre (eso esta recogido en sus diarios) de ir a cagar cada mañana nada más levantarse, y había leido en la Bíblia que cuando uno está muerto no caga, a no ser sábanas lavadas con Ariel, pensó que seguía vivo. La verdad es que no sabemos muy bien si Kierkegaard fue el primer fantasma documentado o simplemente siguió con vida como cualquier humano más.
A partir de ese día decidió ser más religioso que nunca. Tenía motivos de sobra para creer en Dios y todo lo que le rodeaba. Efectivamente, había cagado (la Bíblia estaba en lo cierto) y por milagro divino y por sus rezos había conseguido incitar a Dios a cambiar su nombre del papel de los muertos. El papel de los muertos es donde Dios apunta los que deben morir día a día. Dios decide mientras caga quien es digno de la vida y quien no. Así que apunta los nombres de los muertos en el papel wc y luego se limpia bien limpio el culo. Si el culo está muy sucio, necesita más papel, por lo que los muertos se multiplican por 1000. Así pues, las guerras que matan a muchos, según los estudiosos de la teología, son días en que Dios tiene diarrea profunda de esas que tienen gran duración. Si por contra ese día no hay muchos muertos es que Dios ha cagado una mierda que no mancha el culete. Dios decidió no escribir el nombre del filósofo, tuvo mucha suerte, o eso pensaba él.
La cuestión es que Kierkegaard empezó a arrepentirse de sus actos poco dignos y así vivió una vida muy amarga. Tanto que tuvo que escribir muchos libros y creerse que eran muy buenos.
Aún así también tuvo tiempo para tener una novia, aunque realmente sólo era una mujer que le daba algo de estética a Kierkegaard. Él no la quería puesto que estaba casado con Dios, pero la gente ya hablaba de las desviaciones sexuales del joven Kierkegaard y era mejor ocultar sus facetas gays con Dios para no provocar violentas reacciones en el pequeño vecindario de Copenhague en el que vivía.
Su novia se llamaba Regine Olsen, pero el le llamaba mi pequeña vagina. No sabía si la tenía grande o pequeña pero a las mujeres se les debe llamar diminutivos porque sino se enfadan. Bien es verdad que un historiador de Kierkegaard señala una anécdota. Según él al no haber tratado con ninguna mujer no sabía como debía hacerse y lo primero que le dijo al verle cambiarse fue: Regine, tienes una barba muy descuidada en tu entrepierna. Al decir eso su novia le hizo copiar en un cuaderno 500 veces: No llamaré barba descuidada al conejito de Regine. Según dicho estudioso de su obra este bien podría ser el acto que más profundamente marcaría la vida de Kierkegaard.
Kierkegaard decidió declararse a su novia pequeña vagina. Todo iba sobre ruedas cuadradas cuando en un momento a Kierkegaard le dió miedo casarse. Hay que recordar que era un gay-teológico, amaba a Dios el soberano. Así pues cortó con su novia. Y ella se marcho de la ciudad y se casó con un fontanero de la zona llamado Johan Frederik Schlegel (que si os fijais no hay duda de que sea fontanero).
Cuando la pequeña vagina volvió a Copenhague Kierkegaard ya estaba muerto. Había muerto de muchas cosas diferentes, entre las cuales la enfermedad de ano de su padre y un exceso de escribir libros teológicos. Dios se cansó de leer sus libros como tebeos mientras eliminaba personas del mundo escribiendo sus nombres en el papel de wc. Al principio Dios el soberano creía que sus historias sobre él mismo eran muy graciosas pero fueron perdiendo interés y por eso pasó lo que pasó. Según un historiador que decía haber estado en el cielo junto al excelentísimo gran sabedor de las sabidurías, el máximo Dios, una de las historías de Kierkegaard decía así (titulada el Post-scriptum (que quiere decir "he aprendido a escribir", en latín)): Dios, el maestro de los saberes populares, el profesor de las ciencias que el hombre excava para lograr desenclavijar las fórmulas del pesado alambre matemático por el que ha sido recubierto con esmero por él. Dios el agricultor de las almas más bellas y arropadas por un sostén de fuerza (que no se les escapen los pechos). Tú, Dios, que me has hecho ver la verdad y he creido en ti. Te he visto, con esta barba blanca que te hace cosquillas entre los dedos de los pies cuando caminas. Eres mi amor verdadero, amén'.
Dios aprovechaba para pegarse unas risas con los poemas de amor que Kierkegaard flipaba.
Así pues, nos dejó Kierkegaard el 11 de Noviembre de 1855. Aún así malgastó mucha tinta escribiendo cantidad de libros que ahora pasaremos a analizar.
Kierkegaard escribió su primer libro cuando merendaba un buen día de verano. Se estaba comiendo una galleta de mantequilla de esas danesas cuando se le empezaron a caer trozos al suelo. Así se le ocurrió que titularía su primera obra como lo primero que se le había pasado por la cabeza en sus 30 primeros años de vida: Migajas filosóficas. Así pues se imagino una galleta que era Platón y la otra que era Aristóteles. Las dos galletas discutían acerca de la naturaleza del kosmos. Como no se ponían de acuerdo empezaron a darse de ostias. Primero atacó la galleta Platón y le dijo a la galleta Aristóteles: la teoría de las ideas es la verdadera ya que me compré una bolsa de hierba de Jamaica y cuando la fumas ves la verdad. Y así, con el primer golpe de Platón a Aristóteles cayó la primera migaja filosófica de la historia de una galleta realmente danesa y un hombre que empezaba su carrera como escritor.
Poco despues publico otro libro. Se dió cuenta de que era muy fácil escribir libros. Hay que recordar que en su época el 99% de la población era analfabeta. O sea que escribir escribían muy pocos. Era fácil triunfar. Pero él se creía bueno y escribió un libro con doble sentido que se llamaba O lo uno o lo otro. En este libro, en parte autobiográfico, narraba su dualidad interna. Muchos le habían dicho que era gay pero el no los escuchaba. Hasta que un día pensó y dijo: las personas o bien son como yo o no lo son. Por lo que, o bien están enamorados del absoluto Dios nuestro creador y máximo esponente de lo bello o están enamorados de este mundo con mujeres con los pechos grandes y vaginas atrozmente peludas. Así nació O lo uno o lo otro.
Como ya hemos señalado anteriormente escribió también Temor y Temblor, que básicamente iba de sus experiencias en la bañera y sus hermanos. Fue fácil titularla porque simplemente en esas circumstancias sufria temores y temblores.
Aunque escribio unos cuantos más, al no parecer muy interesantes (al contrario de lo que él pensaba) es destacable uno que escribió en honor a su padre al morir. Lo titulo, como no, La enfermedad mortal, haciendo alusión a la dolencia anal que se sufría en su familia. En el libro se preguntaba directamente y a Dios el soberano omnipotentemente potente, cómo podía ser tan desgraciada su familia. Aún así la conclusión surrealista del libro era que bajaba un ángel del cielo lindo y le decía al narrador de la historia para que pudiera terminar el libro de una vez, que tener una incapacidad para poder controlar el músculo anal no era un problema sino una ventaja. Y es que en esa época se inventó la fibra y por eso Kierkegaard podía presumir de nunca tener que tomarla. Por ello cuando iba a cagar por las mañanas lo hacía con escape libre. Sin problemas.
Una vez repasadas sus obras ya conocemos de cerca al pobre autor amargado, aungustiado y triste. Ahora nos falta repasar su pensamiento, si es que lo tiene.
Kierkegaard es considerado dentro del marco filosófico como un existencialista. Esto quiere decir que los filósofos después de Descartes todos existen. Si bien recordamos al filósofo francés que dijo: Cógeme que me caigo, por eso me cago, por eso existo ya que quien se caga existe. Que resumido es: Me cago, luego existo (del latin: caguen, pudorum sum).
Siendo así los grandes historiadores de la filosofía han sido muy inteligentes al montarse esta categoría existencialista, ya que muchisimos son existencialistas. Pero además, como una categoría es poca le asignaron otra. Lógicamente si además de existencialista era alguna cosa, esta era católico. Por lo tanto decimos que Kierkegaard es un existencialista católico. Todo lo contrario de Sartre que es un existencialista (posterior a Descartes) y además ateo.
Aunque Kierkegaard sea un existencialista católico según los estudiosos, en una época de su vida atacó duramente a la cristiandad. Se pasó un tiempo llevando un pasamontañas y haciendo incursiones a las iglesias que había por Copenhague. Creía que los cristianos que entendemos por cristianos eran unos farsantes que nos decían que existía Dios pero ellos no creían en el gran mesias el salvador de salvadores de la humanidad y sobretodo el gran soberano señor Don. Por ello Kierkegaard predicaba todos los días ante las puertas de Dios. El resultado fue que se lo creyó una persona en toda su vida y todos felices. Es fácil ver que tuvo poco éxito gritando en la calle y escribiendo en papelillos de poca tirada ya que hoy día aún tenemos un Papa que sabe como robar el dinero predicando al Saber profundamente máximo celestial.
Kierkegaard ha tenido algún impacto en el mundo filosófico pero más bien podríamos decir que era un tipo raro que podría haber trabajado en un circo o alguna cosa similar. El simple hecho de que en esta enciclopedia se especule más sobre el gran Dios hace pensar que Kierkegaard no era nadie, y efectivamente así es.
Autor(es):